El impacto de las renovables

El anuncio que las comarcas de Tarragona tendrán la electrolizador más importante del Estado para fabricar hidrógeno renovable ha puesto sobre la mesa una situación que venimos arrastrando y que ya nos está pasando factura: vamos con mucho retraso en la implantación de energías renovables. Digo esto porque el hidrógeno que producirá este electrolizador solo será verde si somos capaces de alimentarlo con energía verde.

Y esto será posible si, por un lado, somos capaces de acelerar mucho y mucho en la aprobación de parques fotovoltaicos y eólicos. O, de la otra, asumimos -como parece evidente- que, puesto que no nos ponemos de acuerdo en donde tienen que ir estas instalaciones, una opción es hacer líneas de transporte que nos hagan llegar el excedente de renovables que hay en la comunidad autónoma vecina, el Aragón.

Las dos opciones provocan impactos sobre el territorio. Los de los parques fotovoltaicos o eólicos o los de las líneas de transporte de la energía. Ambas opciones generan rechazo social allá donde son planteadas. Pero urge que todos juntos nos hacemos una reflexión como país: si queremos un modelo energético descarbonizado liderado por las renovables habrá que asumir estos impactos y que los territorios asuman cierta cuota de solidaridad para que el modelo se pueda materializar. En Tarragona ya tenemos cierta tradición de asumir estos impactos y los de las renovables son menores que los otros modalidades históricas implantadas en nuestro territorio.

Hace falta que el Gobierno haga la pedagogía adecuada para que estas infraestructuras energéticas salgan adelante. Pero también hace falta que el Gobierno gobierne y establezca mecanismos de decisión que pueda desencallar en plazos razonables los proyectos que ya están presentados, los que tienen que venir y, en definitiva, las apuestas que pueden consolidar este nuevo modelo energético que representa la formidable inversión del electrolizador de Tarragona. Que, por cierto, necesitará también de infraestructuras que generarán impactos sobre su entorno. Si no lo hacemos así, pasarán los años y continuaremos malgastando energía con palabras que no se convierten en hechos.

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